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jueves, 17 de marzo de 2016

Observación sobre los tiempos del verbo


"Lo que en pretérito fue pura acción -destruimos, tumbamos, talamos, quemamos- en imperfecto se diluye en costumbre: destruíamos, tumbábamos, talábamos, quemábamos. En imperfecto la acción pierde fuerza, a nadie le importa la costumbre. Propongo suprimir el imperfecto del relato. Y sacar a Dios de la religión, que Dios es un monstruo inexistente y la religión un negocio de curas.
En cuanto a las veintidós academias de este desastre que llaman idioma (presididas por los zánganos reales de la española), ni rajan ni prestan el hacha, ni hacen ni dejan hacer. No más financiamiento a congresos de estos haraganes. Que no viajen. Que se levanten de sus culos y se vayan a sus casas. Que se queden en las parcelitas estrechas de sus estrechas almas."

Fernando Vallejo:
¡Llegaron!

Alfaguara 2016

Otras entradas en Boquitas Pintadas sobre Fernando Vallejo:

Qué rico insultas, Fernando
El don de la vida
El desbarrancadero
Mi hermano el alcalde
Empecinada y dolorosa

martes, 16 de febrero de 2016

Ocho resistencias al lenguaje igualitario

Las recomendaciones para un lenguaje igualitario tienen ya cierta historia. Hace tiempo que empezaron a formularse. No me voy a remontar a lo primero que se publicó, sino a lo primero que yo leí sobre el asunto, que fue el Manual de estilo del lenguaje administrativo que en 1991 (¡1991!) publicó el antiguo Ministerio para las Administraciones Públicas de España.
El librito, muy recomendable y aplicable aún hoy en día, incluía a partir de su página 155 un capítulo titulado “Uso no sexista del lenguaje administrativo”, que, como os digo, fue la primera batería de recomendaciones de esta índole con la que me tropecé en mi vida.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces. Han sido unos cuantos años en los que, entre otras cosas, me he dedicado a recopilar estas recomendaciones, a estudiarlas, a aplicarlas y a hacerlas aplicar. Comprenderéis, pues, que durante este tiempo he observado muchas reacciones, no todas amigables, y las he englobado en ocho apartados.
Puedes leerlas en Doce Miradas.

La fotografía es de Asun Martínez Ezketa

domingo, 13 de abril de 2014

A veces se me olvida cuánto me gusta la literatura (y 2)

Esta es la segunda y última parte de mi crónica sobre el coloquio del viernes 4 de abril (lee la primera aquí) entre la escritora Arantxa Urretabizkaia y el escritor Ramón Saizarbitoria en el marco de Gutun Zuria, el Festival Internacional de las Letras de Bilbao.

Recojo ahora algunas cosas que dijo Saizarbitoria sobre la lengua y la cultura vascas. Os recuerdo que la charla fue en euskera y que la traducción es mía.

También os recuerdo que la última novela que ha publicado Saizarbitoria se titula Martutene y está traducida al castellano. Tengo que leerla. Se me acumula el trabajo.

Vamos con lo que dijo.

Los vascoparlantes actuamos un poco como los países en vías de desarrollo, que contaminan los ríos para parecer desarrollados. Quiero decir que copiamos los errores de las lenguas "grandes", sin aprovechar las ventajas de nuestra pequeñez.

Tenemos que asumir que nunca seremos normales; nunca seremos como el inglés, el catalán o el castellano; siempre seremos pequeños y diferentes y tenemos que aprovecharnos de lo bueno, de las ventajas de ser pequeños, como el firme compromiso de los hablantes con su lengua.

Somos tan pequeños, tan pequeños, que todavía el hecho de usar la misma lengua supone un vínculo, un mínimo de entendimiento. Todavía hay un pacto tácito entre vascoparlantes, todavía la lengua en cierto modo nos protege, evita las agresiones entre nosotros. Por ejemplo, en ETB 1, la cadena autonómica vasca en euskera, los debates son mucho más suaves, mucho menos agresivos, que en ETB 2, la cadena en castellano. Aunque puede que también sea porque no tienen tanta facilidad para el insulto.

Yo escribo en euskera, publico en euskera, luego me traducen y mis libros salen también en castellano. Sucede que hay gente que no sabe que puede leerme también en castellano, porque ahí hay una incomunicación, una frontera entre ambas lenguas. Opino que toda persona que trabaje en la cultura en el País Vasco debería al menos entender el euskera. Si no, la frontera será cada vez mayor. También nos pasa a quienes escribimos en euskera que no nos interesamos en absoluto por los escritores vascos que publican en castellano; y esa es otra frontera.

Además, sucede otra cosa: que, de ahora en adelante, la lengua cada vez irá menos unida al nacionalismo y me asusta pensar en la posibilidad de una decepción masiva con la lengua. Esto es, que el nacionalismo se despegue de ella y no sume otras adhesiones. Eso sería muy malo, porque la lengua no puede permitirse el lujo de perder a nadie; nos necesita a todos. La lengua es débil y debe superar otras fronteras, las políticas.

Eso es todo, señoras y señores. Me encantaría leer sus opiniones.

lunes, 30 de enero de 2012

Found in Translation

Casi todo lo que leemos son traducciones.
Casi todo lo que oímos (en cine, vídeo, televisión), también.
Y esto va a más.
Sin traducciones, el mundo, tal como lo conocemos, no funcionaría.
Y no es tan simple como sustituir una palabra por otra.

Siemon Allen: Land of Black Gold II

El once de febrero de dos mil once se inauguró esta muestra con once obras de once artistas.
Fue en el museo Guggehnheim de Nueva York. El pasado sábado 28 de enero se inauguró en el de Berlín.
Siemon Allen, Alejandro Cesarco, Patty Chang, Keren Cytter, Omer Fast, Brendan Fernandes, Sharon Hayes, Matt Keegan, Lisa Oppenheim, Sharif Waked y O Zhang exploran las intersecciones entre lenguaje, política, historia y fantasía.


Nat Trotman (del comisariado de Found in Translation):
La traduccion sirve como modelo y como metáfora para glosar críticamente el pasado y para abrir posibilidades imaginativas en el presente.
Vivimos envueltos en traducciones, en continuas transformaciones. ¿Qué se gana? ¿Qué se pierde en ellas?
El transvase de una lengua a otra supone negociar con la identidad (clase, raza, sexo, religión) y generar significado.
Una tarea lingüística en apariencia sencilla se convierte en un microcosmos en el que interactúan culturas y relaciones de poder y que al mismo tiempo se abre a nuevas posibilidades estéticas.
Los textos escritos se revelan como exploraciones del melodrama y el deseo.

martes, 18 de enero de 2011

Nada, nada más en el mundo

Massimo Carlotto es conocido más que nada por su serie con el detective Marco Buratti "el caimán", que ya se compone de siete novelas.

Pero Carlotto también escribe otras cositas; monólogos teatrales, por ejemplo; como este Nada, nada más en el mundo (Niente, piu niente al mondo) que ha publicado en español Laertes (colección Trébol Negro, 2010) y me he leído en una tarde, en un pispás, porque son solamente sesenta paginitas que entrarían como el agua si no fuera por una gran lástima que comentaré más tarde.

La contraportada del libro lo describe bien:
Con un lenguaje seco, duro y despiadado, describe a los "nuevos pobres" y esboza el drama de una femineidad que desvela con implacable lucidez la desesperación y el malestar de una Italia precaria y sometida.
Así es, amigas. Una señora madura que bien podría ser la de la foto de la portada (buenísima, por cierto) nos cuenta su existencia infeliz en un barrio pobre de Turín y, con su vida, sus miserias, sus prejuicios detestables, sus anhelos más o menos bobos, la vida vicaria que vive en la tele, en las revistas de colorines, sus obsesiones, las frustraciones que proyecta en su hija.
Pero, claro, esta es una obra de Carlotto, en alguna parte tiene que haber un crimen y lo hay: ni más ni menos que una veinteañera acuchillada, algo que tiene mucho que ver con la biografía de Carlotto; con la verdadera, con lo que le sucedió de verdad, por muy increíble que suene, con lo que se dio en llamar el caso Carlotto. En realidad, también las novelas de Buratti "el caimán", sobre todo la primera, Il fuggiasco, tienen bastante que ver con la vida atribulada de su autor.

Como veis en este cartel que os he puesto, Niente, piu niente al mondo se llevó a los escenarios en 2005 y en 2008 recibió el premio Girulà de teatro.

La lástima que, aunque me duela, tengo que hacer constar, y es una lástima muy grande, es que la edición española que he leído tiene una puntuación garrafal y una ortografía pésima. Señoras y señores de Laertes, está feo que yo lo diga, pero un corrector no resulta tan caro y les aseguro que añade valor al producto. Con todos mis respetos, los lectores no nos merecemos que al texto le falten comas, que falle en la concordancia, que no distinga entre "sino" y "si no". Todos esos errores dificultan la lectura, la boicotean, la detienen, la sabotean desde dentro. Si quieren ustedes unas publicaciones de calidad, no pueden dejar de lado la corrección lingüística. Dicho sea con el mayor de los respetos.

martes, 3 de agosto de 2010

B-NY-B (y 5): Últimas cositas sueltas y párrafos selectos

Enlaza con el espíritu fragmentario de la novela esto que voy a hacer: soltar comentarios inconexos de cosas que se me han ido ocurriendo mientras leía y que me apetece exponer a vuestra opinión.

Ya os he dicho que B-NY-B parte de un mundo pequeño, tan pequeño como la villa de Bilbao, de manera que algunos de los personajes reales que hace aparecer por ahí son gente que conozco. Y no me refiero al pintor Aurelio Arteta ni al arquitecto Ricardo Bastida, que tienen entrada en la Wikipedia, sino a gente bastante menos conocida que Uribe ha reciclado para su novela, de manera que la lista final de agradecimientos se me ha convertido en un "who is who" y en motivo de cotilleo ("¡Anda! ¡Mira quién sale por aquí! ¡Fíjate!") y me ha hecho pensar qué se sentirá al verse convertido en personaje de una novela que ha parado en manos de tanta gente y ha hecho que sepan de tu existencia: "Salgo en una novela, ¡jopéeee!" Tiene que ser fuerte, ¿no?

Me quedo con la curiosidad de leer en castellano ciertas partes de B-NY-B, por saber si resultan tan ñoñas como algunos criticaban y por saber también cómo ha resuelto la traductora los pasajes en los que Eneko Barrutia confecciona su diccionario y salta con sus entrevistados de una lengua a otra. Me gustaría saber cómo transvasa a otra lengua la reflexón sobre la propia lengua, un ejercicio de traducción muy muy bonito que para mí lo quisiera.
 
Ese interés por guardar las palabras (lo comparto: por eso mi Vocabulario Caduco) es parte de un afán más general por conservar el recuerdo de lo que desaparece. Porque, con el modo de vida de los pescadores, se va su habla, sus palabras, sus expresiones. Con las generaciones se van sus dichos, sus significantes y a veces también sus significados y esto sirve para el lenguaje oral y para el lenguaje corporal, porque tambien desaparecen los gestos, los ademanes, cierta expresividad no verbal que en ocasiones tiene que ver con lo tabú. Y eso es mucho más difícil de guardar y mucho más fácil de olvidar.

En B-NY-B sale de refilón ETA y excepcionalmente me gusta cómo sale. Digo excepcionalmente porque ETA es algo que me toca muy de cerca y me escuece mucho, así que, casi siempre que aparece en alguna novela o peli, se me llevan los demonios y acabo lanzando exabruptos y palabras feas. Supongo que lo mismo les sucederá a las colombianas y colombianos cuando leen a Vallejo, al que yo, sin embargo, adoro porque lo que cuenta me queda lejos lejísimos.

Me gusta lo que narra Uribe sobre ETA porque expresa con mesura el cansancio de una generación que puede ser la mía: la de quienes hemos vivido con ETA desde que tenemos uso de razón, si no desde que nacimos o nos concibieron. Uribe cuenta con sobriedad y eficacia el alboroto (político, social, mediático) que sigue a cada atentado y cómo después todo permanece igual y nos quedamos a la espera del siguiente sobresalto, sin esperanza de que nada cambie, sin atrevernos casi a imaginar cómo serían nuestras vidas sin ETA.

Acabo ya, pues, con un par de párrafos selectos. La traducción es mía, así que no los busquéis literalmente en la versión en español.


Vamos con ellos.


Una de las leyes de la narratividad dice que sólo hay que contar una parte de la verdad. Tiene que ser así, pues, si no, el relato no funciona.
Qué razón tienes, Uribe, hijo mío. Y no sólo en literatura es siempre recomendable tijeretear, recortar, pulir, limar.


Tampoco la muerte enseña nunca sus cartas.

No sé qué demonios quiere decir, pero ¿a que suena bien?

En la foto, de Begocris's Blog, os he puesto la Alhóndiga de Bilbao, obra del arquitecto Ricardo Bastida.



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sábado, 23 de mayo de 2009

Vocabulario Caduco de la Margen Izquierda


Medio obsesionada por las palabras como he vivido siempre, hacía años que me rondaba la cabeza la idea de recoger en alguna parte las de nuestras madres, tías y abuelas, las expresiones que ellas usaban y las que usábamos en nuestra asilvestrada infancia, que ya apenas se usan, que no están escritas en ninguna parte y que irremediablemente se perderán.

Así, por fin, Julen y servidora de ustedes hemos creado este Vocabulario Caduco de la Margen Izquierda, que es caótico y desequilibrado, incluye definiciones imprecisas, gansas y sentimentaloides y, de momento, no tiene pretensiones académicas. Una vez creado, se quedará a vivir para siempre en la barra lateral de este blog.

Por supuesto que la Margen Izquierda es la de la ría de Bilbao y que la denominación Margen Izquierda, amplia, inexacta y flexible, incluye en mi ideolecto la Zona Minera y los barrios populares de la capital y de la Margen Derecha también. Bueno, podríamos ampliarlo también a todos los municipios de la comarca del Gran Bilbao.

Así que, si alguien que provenga de tal hábitat quiere contribuir con alguna aportación, corrección o puntualización a este humilde vocabularito, puede enviar un mensaje a noemipastor@gmail.com.

Y si no procede de la misma reserva, pero encuentra similitudes o parecidos con alguna rara expresión local, también puede ponerse en contacto conmigo por el mismo medio. Gracias de antemano.

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jueves, 3 de julio de 2008

Yo también soy miembra


Ey, ey, ey... Espera un momento. ¿Cómo es posible que tengan blog, si no existen?

Chascarrillo adicional. En la Real Academia de la Lengua Española hay 42 académicos de número: 39 excelentísimos señores y 3 excelentísimas señoras. Eso es porque las chicas no hablamos. Ni leemos. Ni escribimos.

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martes, 4 de marzo de 2008

El ciberspanglish, el español comercial y el español neutro en la red

Así se titula un artículo ya viejito, de 2001, de Xosé Castro Roig. Por si no lo conocéis, Castro es traductor, revisor e intérprete y en su completísima web tiene, entre otras muchas cosas interesantes, un Diccionario de burradas que me ha hecho pasar muy buenos ratos.

Pero como éste es un blog serio, vamos con cosas un poco más aburridas. El artículo del título (lo tenéis completo aquí) habla de preocupaciones que servidora tiene respecto a la lengua. Voy a copiar las afirmaciones que allí he leído y más me han interesado, para que os hagan pensar y me digáis qué os parecen. Yo, en general, estoy de acuerdo con el señor Castro. Recordad que su punto de vista es el de "escribidor".

Hoy en día, los lectores de nuestros textos, de nuestras traducciones, están en contacto directo con la tecnología aun antes que nosotros y eso nos hace llegar al confuso supuesto de que «si el hablante conoce la terminología en el idioma original, ¿para qué vamos a traducirla?». A mi modo de ver, este peligrosísimo argumento está logrando dos cosas: 1) crear una serie de «cibermarginados», de personas ajenas a ciertas tecnologías, a Internet, a las computadoras, al conocimiento de otros idiomas, para los cuales, todo el mundo de los bits, las páginas web y la inmediatez les resulta cada vez más críptico y lo ve pasar como un tren veloz al que ya no sabe ni puede subirse, y 2) emplear el inglés como lengua franca en muchísimos campos porque consideramos que, ante la duda, los lectores y hablantes preferirán la palabra inglesa antes que una traducción cuyo significado no sea fácil deducir. En resumidas cuentas, el peligro que veo es que cada vez traducimos más no para hispanohablantes sino para hispanohablantes que —creemos— saben inglés.

Actualmente, los jóvenes de todos los países hispanohablantes viven inmersos en una cultura audiovisual, frente a la cultura más oral, radiofónica y lectora de generaciones anteriores. ¿La principal diferencia es el formato? No, la principal diferencia estriba en que la cultura audiovisual actual (cine, televisión, cd-rom, Internet...) es principalmente una traducción del inglés, a diferencia de la cultura de sus padres y abuelos que, aunque no exenta de extranjerismos, no era tan permeable porque no había tal cantidad de «puertos de entrada» de nuevas palabras. En las nuevas generaciones no se está produciendo un simple cambio de vehículo cultural, sino un cambio de conductor, por así decirlo.

El espanglish cultural se cuela en nuestra lengua por los más ligeros intersticios, mediante elementos aparentemente insignificantes del idioma, como las onomatopeyas en el español televisivo. En España, los niños pequeños exclaman oh-oh porque los Teletubbies están mal traducidos y lo dicen constantemente, aunque esta expresión de sorpresa sea inglesa e impropia del español.

... la teoría traductológica según la cual «traducir términos del inglés que a uno le consta que el hablante emplea en inglés es ir contracorriente», (...) cuestiona la existencia del traductor como tal, borra de un plumazo a los hispanohablantes que no dominan otras lenguas y deja el papel del traslado cultural en manos de empresas, fabricantes y proveedores de servicios; (...) no contribuye a mejorar ni el inglés ni el español, y tampoco mejorará la comunicación de los angloparlantes que no hablen español ni de los hispanohablantes que desconozcan el inglés.


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sábado, 12 de enero de 2008

Bienvenida


Saludo el nacimiento de la wikilengua en español.

Como está la pobre recién llegadita al mundo, no he tenido tiempo de explorarla a fondo, pero el asunto promete.

La parte mala de esto es que ya no tenemos excusa para meter la pataza.

Echad un vistazo y contadme qué os parece.


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domingo, 11 de noviembre de 2007

Lingüística y política

Un interesante batiburrillo de ideas nos ofreció Umberto Eco hace unos días en Le Figaro Magazine. El hombre anda concediendo entrevistas porque acaba de publicar dos ensayos en francés: uno sobre la traducción y otro sobre la fealdad.

Os traduzco, resumo y adapto la entrevista. Si queréis leer la original, la tenéis aquí.

(...) Un traductor tiene que saber negociar. Es imposible traducir perfectamente, pues de una lengua a otra no hay jamás una sinonimia perfecta. La negociación se ha hecho importantísima tanto en semántica como en política. Cuando no hay negociación, hay guerra. La negociación era una de las características de la guerra fría. Los dos bloques funcionaban así: "Yo no pongo los pies en tu terriorio y tú los quitas del mío. Yo limito la produción de armas atómicas y tú dejas de fabricarlas." Era una forma de negociación silenciosa, implícita. Hoy hemos perdido ese saber negociar. Hemos vuelto a la política de los cañonazos, al choque frontal.


(...) Nuestra época, con sus grandes movimientos migratorios, me recuerda a la caída del Imperio Romano, hacia el año 500. Tras la caída del imperio soviético, el americano comienza también a tambalearse. Podría compararse el incendio de Roma con el desplome de las Torres Gemelas.


(...) Una característica de nuestra época es la velocidad. Pero también la aceleración. Escribimos con pluma durante siglos; a máquina, durante ciento cincuenta años; y ahora cambiamos de ordenador muy a menudo. Y con esto entra en conflicto otra característica: que vivimos más años. En la época napoleónica, alguien que muriera a los cuarenta sólo habría conocido un cambio histórico. Hoy puede haber gente que haya vivido la Segunda Guerra Mundial, la caída de la Unión Soviética y el desplome de las Torres Gemelas. Tenemos una vida más larga, pero también más alocada. Debemos enfrentarnos a una sucesión casi insoportable de cambios.


(...) Por un lado, tenemos un lenguaje cada vez más reducido. Pero, por otro, la televisión nos proporciona un bagaje léxico medio relativamente importante. Un taxista italiano que conozco emplea palabras que su padre desconocía, porque las ha oído en la tele. Es una especie de compensación.


(...) Oigo a menudo quejas porque supuestamente la gente ya no lee. Sin embargo, hoy lee mucha más gente que hace un siglo. En los grandes almacenes se ven centenares de personas hojeando libros. En cambio, cuando yo era joven, las librerías no eran lugares para todos los públicos.


(...) Las imágenes no son exclusivas de nuestra época. Siempre ha habido imágenes. Una catedral gótica es como un televisor repleto de imágenes para los pobres, para los analfabetos.


(...) Los libros nunca cambian el presente; sólo pueden cambiar el futuro. Tú lees un libro y puede que ejerza sobre ti una influencia profunda. Poco a poco, vas cambiando tu manera de pensar, tu personalidad, y mañana, o pasado mañana, te comportarás de forma diferente. Es un error pedir a los intelectuales que resuelvan los problemas del mundo.



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jueves, 5 de julio de 2007

Más experiencias de un traductor

La semana pasada ya os hablé de este libro: Experiencias de un traductor, de Valentín García Yebra. Es, en realidad, una recopilación de artículos y conferencias que el buen hombre ha escrito en su larguísima carrera. El contenido es, pues, muy variado: tiene capítulos especializadísimos (¿es apropiado verter en endecasílabos el hexámetro clásico?) y otros interesantes para el común de los mortales. De estos últimos, entresaco algunas ideas sueltas que encuentro polémicas o novedosas. Ahí van.

Nadie debería ponerse a traducir si no escribe bien en su propia lengua. Damos excesiva importancia al conocimiento de lenguas extranjeras y poquísima al de nuestra lengua madre. Un traductor debe poseer un conocimiento profundo de su propia lengua, de su léxico y de su sintaxis. Debe manejar con soltura nociones que antes se grababan profundamente con el estudio del latín. El abandono del latín ha causado un daño enorme en el conocimiento lingüístico profundo de los españoles, comenzando por su propia lengua.

Hoy día se valora cada vez más el multilingüismo desde la cuna. Sin embargo, los monolingües de nacimiento (por así llamarlos) tienen una ventaja a la hora de traducir: perciben más fácilmente las interferencias con otras lenguas y las interferencias son el principal enemigo de una buena traducción.

España es el segundo país del mundo en número de libros traducidos: aproximadamente la quinta parte de su producción editorial. El primer país antes era la Unión Soviética. Ahora me falta el dato. Añado un par de cosas más para que triunféis en el Trivial. La primera es fácil: ¿cuál es el libro más traducido? La Biblia. ¿Cuál es el autor más traducido? Walt Disney.

El traductor debe ser un lector extraordinario. Si alguna vez contratáis un traductor, desconfiad si os dice que no lee, que no le gusta leer o, lo que es lo mismo, que no tiene tiempo para leer.

Continuará.

[En la foto, san Jerónimo, patrón de los traductores; el cuadro es de El Greco, como ya habréis adivinado por la cara larguirucha.]


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lunes, 25 de junio de 2007

Isabel Elexpe, abogado

Todos los días, cuando salgo de casa, me encuentro una placa junto a un portal que dice eso. El viernes pasado, en el periódico leí una noticia breve que hablaba de una señora que era "médico". Y el mismo sábado vi en la tele un trocito de esa tontorrona versión de "Sabrina" que hizo Sydney Pollack en 1995, en la que David Larrabee se prometía con una "médico" pediatra.

Ya entonces tenía yo entre manos un libro delicioso: "Experiencias de un traductor", de Valentín García Yebra (Gredos, 2006). Valentín García Yebra es, junto con Julio César Santoyo, uno de nuestros más prestigiosos traductores y traductólogos y es, además, miembro de la Real Academia de la Lengua Española.

En ese mismo libro nos recuerda García Yebra que "abogada" y "médica" están en el Diccionario de la Academia (el DRAE) desde 1970. O sea, casi cuarenta años con bendiciones y todavía no han entrado en el habla con normalidad. Para que digan, como se oye a menudo, que la Academia está llena de carcas. Pues mira tú por dónde en esto se ha adelantado a los hablantes.

Además, nos sigue recordando García Yebra que mucho antes de 1970 ya estaban "médica" y "abogada" en la lengua española, referidas en ambos casos a la Virgen María: "abogada" en la Salve ("Señora abogada nuestra") y "médica" en un clásico, el Padre Nieremberg, que llamaba a la Virgen "médica celestial".

Dice el maestro de traductores que "suelen ser las mujeres más proclives a masculinizar los títulos que les corresponden" y no diré yo lo contrario, pues he conocido a arquitectas que decían "Arquitecta suena fatal. Yo soy arquitecto", a pesar de que "arquitecta" e "ingeniera" también están en el DRAE desde 1984.

Según García Yebra, el uso de profesiones en masculino referidas a mujeres es un galicismo que, por supuesto, debe evitarse. En francés hay muchísimos sustantivos que significan oficio o profesión y no distinguen entre masculino y femenino (sécrétaire, journaliste) y otros que sólo tienen forma masculina y se usan tanto para hombres como para mujeres (professeur, écrivain).
Yo soy más pesimista y peor pensada y opino que el galicismo no tiene nada que ver con esto; que las mujeres dicen que son "abogado" o "médico" porque creen que ser abogado o médico es mejor, tiene más prestigio, que ser médica o abogada.

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viernes, 15 de junio de 2007

Se te va a pasar el arroz

Veo en uno de esos periódicos gratuitos que reparten en el metro una acertadísima campaña de Amnistía Internacional. El lema principal es "La discriminación genera violencia" y se refiere a la violencia contra las mujeres. Pone el dedo en la llaga porque da con la causa fundamental de este tipo de violencia, que no es otra que la desigualdad. Ni el alcohol, ni otras drogas, ni la pobreza, ni la falta de formación, ni los celos, ni la marginación, ni la frustración. La violencia se da en todas las clases sociales, entre gentes con estudios y sin estudios; y las mujeres también estamos marginadas y frustradas, también somos celosas y también consumimos alcohol y otras drogas, pero no matamos. Así que dejémonos de bobadas.

La campaña ofrece un repertorio de esas bonitas frases que forman casi parte del folclore y que mucha gente dice "sin maldad": "Calla, que tú de esto no entiendes", "Mujer tenía que ser", "Una hija no es lo mismo que un hijo", "Se viste así para que la miren"...

De todas mi favorita es "Se te va a pasar el arroz". ¿Por qué? Porque he discutido millones de veces con gentes que piensan que esa frase no es ofensiva ni humillante, qué va a ser, si sólo es constatar un hecho objetivo e irrefutable, que te haces mayor y que ya, si no resultas deseable a los ojos masculinos y no puedes traer sus hijos al mundo, ¿para qué vales?

En fin, que me he llevado una pequeña alegría al ver que AI está de mi lado en mi personal cruzada contra esa especie de "violencia lingüística de baja intensidad", contra esas perlitas de que se te pasó el arroz o "se te secó el arbolillo" (bonita, elegante y fina, ¿eh?), que jamás de los jamases se dicen a un hombre.

PS. Los cuencos de arroz de la foto son una instalación de Wolfgang Leib. Podéis verlos, junto con otras cosas sencillas y deliciosas, en el Reina Sofía de Madrid. El arroz no tiene culpa de nada.

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