De septiembre de 2017 a acá he publicado muy muy poco en este mi humilde blogsito. Pero sí lo he hecho en otros blogs que también son (en parte) míos.
En concreto, he publicado en estos blogs estos artículos:
- En Doce Miradas, Ni putas ni sumisas.
- En Zinéfilaz, Mae West (1) y Mae West (2).
- En Calibre 38, Las maldiciones, El soborno, Escrito en negro
Como veis, no he estado ociosa. Disfrutad de los articulillos. Hasta pronto.
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domingo, 14 de enero de 2018
Entre tanto
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jueves, 25 de mayo de 2017
La vida debía de ser maravillosa

Woody había leído en cierta ocasión que, sesenta o setenta años atrás, el parlamento británico había aprobado una ley que permitía a las mujeres casadas conservar sus bienes y su fortuna personal, pues con anterioridad estaban obligadas a dejarlo todo en manos de sus esposos.
A Woody aquella ley le parecía un error. La vida debía de ser maravillosa en los tiempos en que todo el dinero pertenecía a los hombres."
Ruth Rendell:
The girl next door, 2014
La traducción y la adaptación son mías
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martes, 2 de mayo de 2017
Sonia Sotomayor: mujeres en las élites

¿Por qué? Pues más que nada porque la señora Sotomayor en cierto momento pronunció una frase que, en mi opinión, resume toda la cuestión de los techos de cristal, las brechas de género y la ausencia de mujeres en los espacios donde se corta el bacalao.
Si os interesa, leedlo en Doce Miradas. Si no, también.
viernes, 29 de julio de 2016
Doce miradas a la ciudad

Como nos quedó una presentación muy chula, os pongo un enlace al blog de Doce Miradas para que le echéis un vistazo. A ver si os gusta.
viernes, 4 de marzo de 2016
Borgen
¿Disfrutabas con Urgencias, Sexo en Nueva York o Friends, aunque no lo habrías confesado en público ni bajo torturas? ¿La ficción televisiva ha formado parte desde siempre de tu colección de placeres culpables?
Pues me juego el cuello a que te va a gustar Borgen, porque es una serie como las de antes, de corte clásico, con unos poquitos escenarios (política, medios y hogar), que acaban haciéndose familiares, y situaciones repetitivas (desayunos en la cocina, ruedas de prensa, reuniones de gabinete…), historias claras, que no simplonas, sin vueltas de tuerca en el guión, sin filigranas narrativas, sin personajes extremos, con conspiraciones creíbles y tramas de asuntos cotidianos (falta de tiempo, divorcio, conciliación familiar, las mujeres en los círculos del poder, la lealtad, el amor maduro…) y políticos (cuotas femeninas en empresas, intervenciones militares, reformas sanitarias, ecotasas…).
Sigue leyendo en Zinéfilaz.
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martes, 16 de febrero de 2016
Ocho resistencias al lenguaje igualitario
Las recomendaciones para un lenguaje igualitario tienen ya cierta historia. Hace tiempo que empezaron a formularse. No me voy a remontar a lo primero que se publicó, sino a lo primero que yo leí sobre el asunto, que fue el Manual de estilo del lenguaje administrativo que en 1991 (¡1991!) publicó el antiguo Ministerio para las Administraciones Públicas de España.
El librito, muy recomendable y aplicable aún hoy en día, incluía a partir de su página 155 un capítulo titulado “Uso no sexista del lenguaje administrativo”, que, como os digo, fue la primera batería de recomendaciones de esta índole con la que me tropecé en mi vida.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces. Han sido unos cuantos años en los que, entre otras cosas, me he dedicado a recopilar estas recomendaciones, a estudiarlas, a aplicarlas y a hacerlas aplicar. Comprenderéis, pues, que durante este tiempo he observado muchas reacciones, no todas amigables, y las he englobado en ocho apartados.
Puedes leerlas en Doce Miradas.
La fotografía es de Asun Martínez Ezketa
martes, 8 de diciembre de 2015
La maestra, la escuela y la esquinita
Este texto es mi aportación al periódico Karakorum que acompaña a la exposición del mismo título del fotógrafo Mikel Alonso. Así he tenido el enorme placer de contribuir al proyecto de Baltistán Fundazioa junto a mis compañeras de Doce Miradas. La exposición permanecerá hasta el 10 de enero en la Sala Rekalde de Bilbao.
Aquella vez no me aparté. Un poco por cabezonería y otro poco porque ¿adónde querían que nos fuéramos, si nos expulsaban también de la esquina? ¿Qué teníamos que hacer? ¿Desvanecernos?
Y yo aprendí que salirme con la mía tenía un precio.
Escuela de Machulu. Karakorum. Mikel Alonso.
Cuando yo
era niña, de mayor quería ser maestra, porque para mí en el mundo solo había
dos tipos de mujeres: las madres (y quien dice madres, dice tías y abuelas) y
las maestras.
Bueno, había
un tercer tipo; estaban también las cantantes que veía en la tele, las que
triunfaban en Eurovisión. Pero las cantantes pertenecían a otro mundo, al mundo
de la pantalla y la ficción en general, donde se mezclaban con los libros y los
tebeos, las heroínas de Dickens y las
películas de Tarzán.
Cuando me
atrevía a soñar, decía que quería ser cantante. Cuando no, era plenamente
consciente de que en mi mundo real, en mi barrio, solo podía ser madre o
maestra.
Los hombres
podían ser más cosas: podían ser obreros con buzo, carteros o alguaciles con
uniforme, oficinistas con corbata… Pero las mujeres no; las mujeres solo podían
ser madres o maestras.
Y yo
enseguida elegí ser maestra.
¿Por qué?
Porque las maestras olían rico, se vestían elegantes para ir a trabajar, tenían
las manos blancas y lo más importante de todo:
sabían mucho, sabían muchísimo, y yo intuía, no sé cómo, pero lo intuía,
que ese conocimiento las hacía más libres. Que ese sumergirse en los libros era
como traspasar el espejo de Alicia y adentrarse en otros mundos mucho más
luminosos que el nuestro, que el mío.
§ § § §
Mi escuelita
estaba dividida en dos: el lado de los chicos y el lado de las chicas. Tenía
dos puertas, dos aulas, dos maestras, dos pasillos, dos todo.
Al patio
salíamos los niños y las niñas al mismo tiempo, juntos, pero nunca mezclados.
Las niñas nunca jugábamos con los niños. Al menos yo no recuerdo haber jugado
nunca con los niños. No recuerdo haber tenido nunca ningún amigo. Sí, recuerdo,
en cambio, los nombres y los apellidos de los chicos que nos pegaban y nos
tiraban piedras y balonazos.
§ § § §
Los chicos
jugaban al fútbol en el centro del patio y las niñas nos quedábamos en las
esquinitas. "¡Aparta, chavala!", nos gritaban cuando pisábamos su
territorio.
Un día, tres
chicos vinieron a ocupar también nuestra esquinita. Llegaron, se desplegaron,
tomaron posiciones y, como no tenían balón, se pusieron a jugar al fútbol con
una piedra. "¡Aparta, chavala!"
Aquella vez no me aparté. Un poco por cabezonería y otro poco porque ¿adónde querían que nos fuéramos, si nos expulsaban también de la esquina? ¿Qué teníamos que hacer? ¿Desvanecernos?
No me aparté
y recibí una bonita pedrada en una ceja.
Sangré como
un pollo, lloré como un becerro, la maestra acudió asustadísima y aquellos
tres chavales se llevaron una regañina y un castigo. No volvieron a ocuparnos
la esquinita.
Y yo aprendí que salirme con la mía tenía un precio.
§ § § §
Mi escuela,
pues, no era tan distinta de la de Karakorum. En ambas las niñas, de una manera
u otra, aprendimos que nuestro lugar eran las esquinitas, los márgenes, los
rincones; que había que ceder el centro a otros.
Eso tenemos
en común las que fuimos niñas en mi barrio y las niñas de Karakorum; esas
chiquitinas adorables que ahogan la
risa. Que miran, que se muestran, pero ya saben, porque alguien ya se lo ha
dicho, porque es lo único que han visto siempre a su alrededor, que lo suyo no
es mostrarse, no es figurar, que su puesto es la esquinita, que la suya va a
ser siempre una imagen desdibujada al fondo de la fotografía. Que los primeros
planos, los balones, las bicis, los centros y los cetros son para los chicos.
Las niñas de
Karakorum lo saben. Pero también saben que de mayores serán maestras.
Abandonarán la esquinita, subirán al estrado, tomarán la voz cantante y todo el
mundo se dará cuenta de que saben mucho, muchísimo.
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sábado, 12 de septiembre de 2015
Una suerte pequeña
“Una suerte pequeña”, a pesar de ese titulo inofensivo, nos
pone ante los ojos uno de los grandes tabúes de estos principios del siglo XXI:
las madres que abandonan a sus hijos.
No lo hace al estilo del melodrama folletinesco; no se trata
aquí de la prototípica madre sola y joven que deja a su retoño en manos de una institución benéfica. No.Se
trata de tener un hijo ya crecidito, largarse, no dejar rastro y no volver a
aparecer. Abandonar para sobrevivir. Tener que elegir entre el bienestar de un
hijo y el propio y elegir el propio. Hacer eso que se supone que no hacen las
madres. He ahí el prejuicio destructivo y la raíz del tabú.
Es inevitable, con estas premisas narrativas, acordarse de
“Las horas”. No tanto de la novela de Michael Cunningham, que no he leído, como de la peli de Stephen Daldry, en la que
Julianne Moore interpreta brillantemente a ese “monstruo” (sic; así la llaman
en la película) que elige salvarse a costa de su familia. Y, aunque no me
hubiera venido a la memoria, me lo habría recordado la propia Claudia Piñeiro,
pues cita expresamente la novela en “Una suerte pequeña”.
Pero
vuelven
Hace falta un nudo novelesco para construir una novela y,
claro, las madres vuelven. La protagonista y narradora de “Una suerte pequeña”,
como sucedía también en “Las horas”,
regresa a su ciudad y reencuentra lo que quería reencontrar y lo que no.
Este regreso trae consigo, como podéis suponer, una excesivísima
carga emocional muy difícil de resolver literariamente sin caer en lo peor del
melodrama. Con todo, Claudia Piñeiro sale triunfadora del trance, gracias a
cierta contención y contundencia estilísticas y a una sólida estructura
narrativa, a una buena arquitectura del relato.
La arquitectura
del relato
“Una suerte pequeña” descansa sobre un puñadito de
elementos, muy escogidos, que salpican todo el texto. El más gordo, el central,
el que lo determina todo, es el de la maternidad y el abandono, ese tremendo
tabú con el que he arrancado esta reseña.
Cuelga de este pilar central otro secundario, que es la
propia madre de la narradora, quien sirve para explicar su relación con la
maternidad. Y hay otros elementos menores, menos intensos, pero no menos
eficaces. Uno de ellos es muy de mi gusto: la lengua, las lenguas, el inglés y
el español en convivencia, en interferencia y en contraste, el discurso, el
relato. Este elemento encaja en la novela porque la protagonista, argentina, es
profesora de inglés para extranjeros en Boston.
Otro pilar de los que apuntalan el relato es algo a lo que
nos tiene acostumbrados Piñeiro: la disección crítica de la “buena” sociedad
bonaerense, la podredumbre de la clase media-alta, la tontería de la apariencia y el consumo, la
competitividad entre familias, hombres, mujeres y niños.
Piñeiro, como ya hizo en “Las viudas de los jueves”, dibuja
un grupo social asfixiante, muy dado a juzgar a la gente ya sentada en el
banquillo, porque saben que nunca estarán allí sentados.
¿Thriller?
“Una suerte
pequeña” se publicita y se describe como thriller. Y empieza como thriller, con
intriga, pero, a diferencia de lo que sucede en anteriores novelas de Piñeiro,
no se trata de intriga policial, sino de otro tipo de intriga mucho más
desgarradora: intriga familiar, íntima.
Piñeiro va
poquito a poco adelantando un terrible suceso, nos va ofreciendo brochacitos,
pinceladas. Va dejando miguitas de información para que las lectoras las
recojamos y reconstruyamos la hogaza.
Piñeiro nos engaña.
Como la buena literatura, su obra es engañosa: como digo, empieza con
apariencias de thriller y luego se transforma en otra cosa, se convierte en
relato muy íntimo, en primera persona, porque, como escribe lapropia Piñeiro, “el
dolor solo se puede contar así”.
Hasta
pronto
Leo que Claudia
Piñeiro prepara la segunda entrega de “Betibú” porque se ha encariñado con los
personajes (y quién no).
Ansiosa ya
por leerlo, me pongo a buscar “Un comunista en calzoncillos”, que no he leído,
y me despido hasta pronto. Hasta pronto, pues, Claudia. Va a ser un placer
reencontrarnos.
Una suerte pequeña
Alfaguara 2015
Otras entradas en Boquitas Pintadas y en Doce Miradas sobre Claudia
Piñeiro:
miércoles, 15 de julio de 2015
Ebrias de objetos
Cartel de entrada al penal de Rikers Island (theguardian.com)
Vivir en América, consumir, aspirar a ser libre. Escapar por fin del yugo del matrimonio, de una familia en la que las niñas se reparten el trabajo duro, mientras sus hermanos varones se aburren y sueñan también con vivir en Occidente, donde las gentes, tras una orgía de compras, se tambalean, ebrias de objetos, a la salida de los centros comerciales.
Régis Jauffret:
La ballade de Rikers IslandSeuil 2014
La traducción y la adaptación son mías.
Otros artículos sobre Jauffret en Boquitas Pintadas:
Crimen real y crimen de ficción
Sévère
De nazismo y monstruos en Austria
La moral serpentea
Claustria
Cada vez menos minutos
miércoles, 17 de junio de 2015
Cuatro "res": resaca, reflexiones, regañina y recompensa
En Doce Miradas he publicado un artículito con ese título. Es un texto medio teórico medio poético sobre lo vivido en el segundo aniversario del blog (la foto es del evento de ese día) y varias cosillas más.
Pasaos por Doce Miradas a leerlo, a ver si os gusta. Besos.
viernes, 17 de abril de 2015
Daños y perjuicios (Damages) en Zinéfilaz
Glenn Close es Patty Hewes en "Daños y perjuicios" ("Damages")
(todofondosdeseries.com)
En Zinéfilaz tienen mucha paciencia conmigo. Se supone que es un blog de cine y yo no hago más que publicar cosas sobre series de televisión. Esta vez le toca a “Daños y perjuicios” (en versión original "Damages") y aprovecho para repasar otras series de las que he escrito y de las que no: “Urgencias”, "House", "House of Cards", "The Good Wife" o “The Newsroom”.
"Daños y perjuicios" me gusta bastante y por eso le he dedicado una entrada larguita en Zinéfilaz. Vayan a ustedes a leerla y luego me cuentan, por fa, qué opinan de la entrada y de la serie, claro, pues sospecho que no a todo el mundo le gusta como a mí.
Saludos primaverales.
viernes, 7 de junio de 2013
Thelma, Louise, Callie Khouri y yo
Quería escribir algo que no se hubiera visto nunca antes en el cine. Soy cinéfila y he crecido viendo papeles pasivos de mujeres que nunca conducían la historia porque nunca conducían los coches.
Callie Khouri, guionista
Como veis, sin ninguna modestia me he colocado en el título, me he aupado hasta ahí y me he autonombrado protagonista porque quiero ver esta peli con mis ojos y a través de los de Khouri, contarla con mis palabras y ensuciarla con mis prejuicios, mis neuras, mis filias y mis fobias.
Así pues, quien espere rigor y objetividad en este articulito, que vaya a buscarlos a otro sitio.
Pero si, en cambio, te apetece leerlo, pásate por Zinéfilaz. Allá nos vemos.
miércoles, 5 de junio de 2013
Me estreno en Doce Miradas
Ya está publicado mi primer post en Doce Miradas.
Va de lengua y sexismo. Pero no se me asusten, que es ligerito.
Allá nos vemos. Agur.
Va de lengua y sexismo. Pero no se me asusten, que es ligerito.
Allá nos vemos. Agur.
martes, 28 de mayo de 2013
Acabamos de nacer
Acabamos de nacer como Doce Miradas.
¿Para qué? Para mirar de otra manera, para desprogramar, señalar con el dedo, pintarrajear los techos de cristal, reflexionar, aprender, coger el micrófono, dar pasos al frente, compartir, alzar la voz, investigar...
Todo eso lo vamos a hacer en www.docemiradas.net.
Sigan con atención nuestra pantalla.
¿Para qué? Para mirar de otra manera, para desprogramar, señalar con el dedo, pintarrajear los techos de cristal, reflexionar, aprender, coger el micrófono, dar pasos al frente, compartir, alzar la voz, investigar...
Todo eso lo vamos a hacer en www.docemiradas.net.
Sigan con atención nuestra pantalla.
lunes, 21 de febrero de 2011
Otras cuatro de Petra Delicado (1)
A la ensalada de lecturas de la que os hablé hace unas semanas me vais a añadir cuatro novelitas más de la serie de Petra Delicado: Muertos de papel (2000), Serpientes en el paraíso (2002), Un barco cargado de arroz (2004) y Nido vacío (2007). ¿Hace falta que diga de quién son estas novelas? ¿No lo sabéis de sobra? Bueno, lo digo por si acaso: de Alicia Giménez Bartlett.
En Muertos de papel, el asesinato de un periodista televisivo del cuore hace que la inspectora Delicado y el subinspector Garzón tengan que adentrarse en lo que la misma Petra llama el barrizal de la prensa rosa.
Mal empezamos. No me gusta nada, pero nada nada, este pimpampún acrítico, ese desprecio por el género rosa en casi todas sus variantes, que ya es lugar común y tiene mucho de prejuicio sexista.
Petra Delicado, como todos los seres humanos, tiene prejuicios; y como muchos seres humanos, tiene prejuicios contra la prensa rosa que la vida misma se encarga de deshacer, porque resulta que, de repente, la vida, a su alrededor, se le pone ñoña y empieza a parecerse a los boleros, a un folletín, a una telenovela: a su hermana, el marido médico la abandona por una enfermera joven y, ni corta ni mojigata, se dedica a contar su historia a quien quiera oírla (La intimidad es un cuento para que nos aguantemos solas nuestras penas), como en los talk shows, como las matronas romanas en los baños públicos, como han hecho siempre las mujeres en sus espacios.
He amenazado varias veces con hacerlo y puede que un día lo haga: empaparme bien sobre novela sentimental y dedicarme a reivindicar el género. ¿Por qué no? No están tan lejanos los días en que la novela negra era literatura menor, subliteratura, hasta que alguien quiso dignificarla. Pues alguien empezará algún día a dignificar la novela rosa, seguro. Lo que más me molesta es que no lo haremos las mujeres: mientras no lo reivindique un hombre, lo tendremos chungo.
Continuará
En Muertos de papel, el asesinato de un periodista televisivo del cuore hace que la inspectora Delicado y el subinspector Garzón tengan que adentrarse en lo que la misma Petra llama el barrizal de la prensa rosa.
Mal empezamos. No me gusta nada, pero nada nada, este pimpampún acrítico, ese desprecio por el género rosa en casi todas sus variantes, que ya es lugar común y tiene mucho de prejuicio sexista.
Petra Delicado, como todos los seres humanos, tiene prejuicios; y como muchos seres humanos, tiene prejuicios contra la prensa rosa que la vida misma se encarga de deshacer, porque resulta que, de repente, la vida, a su alrededor, se le pone ñoña y empieza a parecerse a los boleros, a un folletín, a una telenovela: a su hermana, el marido médico la abandona por una enfermera joven y, ni corta ni mojigata, se dedica a contar su historia a quien quiera oírla (La intimidad es un cuento para que nos aguantemos solas nuestras penas), como en los talk shows, como las matronas romanas en los baños públicos, como han hecho siempre las mujeres en sus espacios.
He amenazado varias veces con hacerlo y puede que un día lo haga: empaparme bien sobre novela sentimental y dedicarme a reivindicar el género. ¿Por qué no? No están tan lejanos los días en que la novela negra era literatura menor, subliteratura, hasta que alguien quiso dignificarla. Pues alguien empezará algún día a dignificar la novela rosa, seguro. Lo que más me molesta es que no lo haremos las mujeres: mientras no lo reivindique un hombre, lo tendremos chungo.
Continuará
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domingo, 21 de noviembre de 2010
Encuentro de bloggers de Getxo y alrededores
Prometí que parasitaría lo que otras y otros escribieran sobre este encuentro de influyentes blogueras y así lo haré.
Bueno, venga, va, también diré algo. Cuatro cosillas.
Una, que fue un placer escuchar a tanta chica lista. Primero a Estefanía Jimenez, Ederne Frontela y África Baeta. Luego, donde me tocó a mí participar, Lucía Martínez Odriozola hizo que nos sintiéramos todas a gusto y pudiéramos desbarrar un poquito, lo cual se agradece. Y esas todas fuimos Izaskun Bilbao, Cristina Juesas, Lorena Fernández, Nerea Gálvez, Raquel Franco y servidora de ustedes.
Dos; ésta es la parte para poneros verdes de envidia: Fernando Canales nos regaló tres esferificaciones: de azafrán, cardamomo y vainilla. Vedlas en la foto de Sonia Prieto.
Tres. No era mi intención ir de victimilla en cuanto a la discriminación de género. Si he dado esa impresión, es que lo he hecho fatal. Tengo demasiada mala hostia como para ser una pobre víctima. Además, creo firmemente que ya se ha pasado la época de las lamentaciones y hay que agarrar el poder por todas las agarraderas. Ahora bien, mientras la situación sea la que es y las cifras sigan cantando, las seguiré exponiendo, vaya que si las seguiré exponiendo, aunque a algunas orejitas no les guste oírlas, aunque sea más bonito vivir en la ilusión de que "ya hay igualdad".
Cuatro. Que fue todo un placer y que me apuntéis ya al encuentro del año que viene.
Y ahora os enlazo la crónica de Sonia Prieto, la de Nerea Gálvez, la de Julen Iturbe, la de Leyre Hualde, la de Maripuchi, la de Alexander Méndez, la de Izaskun Bilbao, la de Aulas y Cables, la del Creativity Zentrum, la de Josu Andoni, la de Marikeli, la de Arabarra y el trabajo ímprobo (no esperábamos menos) del lehendakari Agirregabiria.
Según vayan publicando cositas, las iré enlazando.
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Bueno, venga, va, también diré algo. Cuatro cosillas.
Una, que fue un placer escuchar a tanta chica lista. Primero a Estefanía Jimenez, Ederne Frontela y África Baeta. Luego, donde me tocó a mí participar, Lucía Martínez Odriozola hizo que nos sintiéramos todas a gusto y pudiéramos desbarrar un poquito, lo cual se agradece. Y esas todas fuimos Izaskun Bilbao, Cristina Juesas, Lorena Fernández, Nerea Gálvez, Raquel Franco y servidora de ustedes.
Dos; ésta es la parte para poneros verdes de envidia: Fernando Canales nos regaló tres esferificaciones: de azafrán, cardamomo y vainilla. Vedlas en la foto de Sonia Prieto.
Tres. No era mi intención ir de victimilla en cuanto a la discriminación de género. Si he dado esa impresión, es que lo he hecho fatal. Tengo demasiada mala hostia como para ser una pobre víctima. Además, creo firmemente que ya se ha pasado la época de las lamentaciones y hay que agarrar el poder por todas las agarraderas. Ahora bien, mientras la situación sea la que es y las cifras sigan cantando, las seguiré exponiendo, vaya que si las seguiré exponiendo, aunque a algunas orejitas no les guste oírlas, aunque sea más bonito vivir en la ilusión de que "ya hay igualdad".
Cuatro. Que fue todo un placer y que me apuntéis ya al encuentro del año que viene.
Y ahora os enlazo la crónica de Sonia Prieto, la de Nerea Gálvez, la de Julen Iturbe, la de Leyre Hualde, la de Maripuchi, la de Alexander Méndez, la de Izaskun Bilbao, la de Aulas y Cables, la del Creativity Zentrum, la de Josu Andoni, la de Marikeli, la de Arabarra y el trabajo ímprobo (no esperábamos menos) del lehendakari Agirregabiria.
Según vayan publicando cositas, las iré enlazando.
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viernes, 12 de noviembre de 2010
Getxo y blogs
Nos pondremos de largo en el II Encuentro de Bloggers de Getxo (y alrededores). Os copio y pego el programa completo. A ver si os animáis.
II Encuentro de Bloggers de Getxo
sábado 20 de noviembre de 2010
sábado 20 de noviembre de 2010
11:00 Recepción y acreditaciones.
11:15 Bienvenida del Alcalde bloger de Getxo, Imanol Landa.
11:30 Presentación de las actividades pasadas y futuras de la Asociación Bloggers de Getxo y alrededores, a cargo de la Junta de GetxoBlog.
11:45 Panel de medios de comunicación con blogueras representantes de medios periodísticos con Estefanía Jiménez (bloguera en prensa), Ederne Frontela (bloguera en radio) y África Baeta (bloguera en televisión).
12:30 Mesa redonda y debate con las blogueras más influyentes de Euskadi que moderará Lucía Martínez Odriozola (una de ellas y socia de GetxoBlog). Las confirmadas son Izaskun Bilbao, Lorena Fernández, Raquel Franco, Nerea Gálvez, Cristina Juesas, Idoia Mendia, Silvia Muriel y Noemí Pastor.
14:00 Cierre por Fernando Canales, del restaurante Etxanobe, que nos deleitará con su palabra y con una sorpresa culinaria para cada asistente. También se repartirá algún recuerdo de Getxo y recordará la próxima Cita GetxoBlog.
14:15 Foto oficial de BLOGERs de GETXO en el Puente Colgante.
14:30 Comida de hermandad: Glass de las Arenas, calle Mayor 33, 48930, Las Arenas/Getxo
16:30 Para aquellos que han participado en la comida: Viaje opcional y gratuito en barco hasta el Museo Marítimo de Bilbao, incluyendo la entrada al Museo.
Inscripciones en http://www.eventbis.com/evento
lunes, 8 de noviembre de 2010
Y así más fuerte poder cantar
El otro día fui al cine (estoy de enhorabuena: me han puesto unos Golem al lado de casita) a ver La red social, ya sabéis, la peli sobre los creadores del féisbuq, escribí una cosita y la he publicado en Zinéfilaz.
Pasaos por allí si os apetece leerlo.
Y no querría irme sin dedicar un pequeño homenaje a Roberto Carlos, el hombre que ya habrá cumplido su sueño de tener un millón de amigos.
Pasaos por allí si os apetece leerlo.
Y no querría irme sin dedicar un pequeño homenaje a Roberto Carlos, el hombre que ya habrá cumplido su sueño de tener un millón de amigos.
Technorati tags La red social David Fincher Roberto Carlos
domingo, 1 de agosto de 2010
B-NY-B (4): La famiglia
Decíamos ayer que B-NY-B sólo tocaba lo universal y lo muy local y qué más local, privado y cercano que la familia. Sale mucho la familia en esta novela. No sólo la del autor-personaje, sino también la de otros personajes tan reales como él.
Sale, por ejemplo, desde el principio, con el pintor Aurelio Arteta (1). Tras el bombardeo de Gernika le encargaron pintar un cuadro que diera al mundo noticia de la matanza, pero Arteta lo rechazó porque prefirió reunirse con su familia, que estaba exiliada en México. Uribe se admira de tal decisión, de cómo Arteta antepuso la gente que quería a la creación, quizás a la gloria artísitica, y se pregunta si él mismo sería capaz de hacerlo, con un androcentrismo atroz que no advierte que eso mismo que hizo Arteta es algo que han hecho y hacen millones de mujeres todos los días: anteponer su familia, principalmente sus hijos, pero también sus padres, esposos, hermanos, suegros, a todo, a absolutamente todo, lo demás, a la vida laboral, la vida social, la vida intelectual, la vida.
Si esa decisión que tomó Arteta la hubiera tomado una pintora, Uribe ni se molestaría en mencionarlo. Pero, claro, a una pintora no le habrían hecho el encargo que luego fue a parar a manos de Pablo Picasso.
La familia, como digo, es importante en B-NY-B. En el comienzo Uribe nos adelanta que va a dedicar más atención a su familia paterna, a los Uribe, a pesar de que no sabe demasiado de ellos, porque su padre no contaba gran cosa de los suyos. Sin embargo, de su familia materna sabe montones de historias y anécdotas y nos señala con cierta sorpresa tal desequilibrio.
Uribe, hijo, no te sorprendas tanto, que eso pasa en todas las familias: todos conocemos mejor a nuestra familia materna que a la paterna, todos tenemos más relación con nuestros abuelos, tíos y primos por parte de madre que por parte de padre, porque las familias las crean las mujeres, son ellas las que se molestan y se preocupan por mantener los lazos, por transmitir el conocimiento familiar. En la novela sucede lo mismo: los hombres "cometen las hazañas", pero las mujeres ligan las salsas en las que se cuecen y esas mujeres no son sólo las más cercanas, sino que también abren paso a las de la familia extensa: tías, primas e incluso vecinas.
Porque el sentido de la familia de Uribe es amplio (más que de familia, se trata de un clan, o incluso una tribu, ya que también están ahí las vecinas) y heterodoxo: son familias que ni siquiera necesitan vínculos de sangre, que ni siquiera necesitan ser familia. En varios comentarios sobre la novela he leído que B-NY-B cuenta la historia de tres generaciones. Pues no, no son tres generaciones. Son cuatro, porque también forma parte de la historia, y es una parte muy importante, el hijo de Uribe, que, como dice en el poema final, nació con trece años.
(1) En la foto os he puesto "El puente de Burceña", un cuadro de Arteta que me gusta mucho y está, cómo no, en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.
Technorati tags Kirmen Uribe Bilbao New York Bilbao
Sale, por ejemplo, desde el principio, con el pintor Aurelio Arteta (1). Tras el bombardeo de Gernika le encargaron pintar un cuadro que diera al mundo noticia de la matanza, pero Arteta lo rechazó porque prefirió reunirse con su familia, que estaba exiliada en México. Uribe se admira de tal decisión, de cómo Arteta antepuso la gente que quería a la creación, quizás a la gloria artísitica, y se pregunta si él mismo sería capaz de hacerlo, con un androcentrismo atroz que no advierte que eso mismo que hizo Arteta es algo que han hecho y hacen millones de mujeres todos los días: anteponer su familia, principalmente sus hijos, pero también sus padres, esposos, hermanos, suegros, a todo, a absolutamente todo, lo demás, a la vida laboral, la vida social, la vida intelectual, la vida.
Si esa decisión que tomó Arteta la hubiera tomado una pintora, Uribe ni se molestaría en mencionarlo. Pero, claro, a una pintora no le habrían hecho el encargo que luego fue a parar a manos de Pablo Picasso.
La familia, como digo, es importante en B-NY-B. En el comienzo Uribe nos adelanta que va a dedicar más atención a su familia paterna, a los Uribe, a pesar de que no sabe demasiado de ellos, porque su padre no contaba gran cosa de los suyos. Sin embargo, de su familia materna sabe montones de historias y anécdotas y nos señala con cierta sorpresa tal desequilibrio.
Uribe, hijo, no te sorprendas tanto, que eso pasa en todas las familias: todos conocemos mejor a nuestra familia materna que a la paterna, todos tenemos más relación con nuestros abuelos, tíos y primos por parte de madre que por parte de padre, porque las familias las crean las mujeres, son ellas las que se molestan y se preocupan por mantener los lazos, por transmitir el conocimiento familiar. En la novela sucede lo mismo: los hombres "cometen las hazañas", pero las mujeres ligan las salsas en las que se cuecen y esas mujeres no son sólo las más cercanas, sino que también abren paso a las de la familia extensa: tías, primas e incluso vecinas.
Porque el sentido de la familia de Uribe es amplio (más que de familia, se trata de un clan, o incluso una tribu, ya que también están ahí las vecinas) y heterodoxo: son familias que ni siquiera necesitan vínculos de sangre, que ni siquiera necesitan ser familia. En varios comentarios sobre la novela he leído que B-NY-B cuenta la historia de tres generaciones. Pues no, no son tres generaciones. Son cuatro, porque también forma parte de la historia, y es una parte muy importante, el hijo de Uribe, que, como dice en el poema final, nació con trece años.
(1) En la foto os he puesto "El puente de Burceña", un cuadro de Arteta que me gusta mucho y está, cómo no, en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.
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domingo, 27 de junio de 2010
Control a woman
Vía Agirregabiria. (Impagable, Mikel, thanks).
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