-Muy culto su tío Ovidio. -Cultísimo. Leía las Selecciones del Reader's Digest. Y mi papá también muy culto, sabía latín. Humilde sin embargo en el fondo de su alma, como una vaca de carretera, había puesto en mí todas sus esperanzas. Él quería que yo fuera alguien. Yo quería que fuera él. Nos chutábamos la pelota de la ambición.
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