martes, 22 de octubre de 2013

Menos de dos horas antes




Menos de dos horas antes (menos de lo que dura un telefilm, menos de lo que duraban sus baños interminables) aquel despojo que yacía sobre el asfalto había estado cantando y bailando y había endosado un cheque de diez mil dólares.

Había comprado tres botellines de soda y había firmado un autógrafo a un admirador a la salida del restaurante The White Kitchen, en el condado de Slidell, Louisiana.

Menos de dos horas antes, Mansfield tenía ingenio, tenía alma, tenía una voz que sabía ser a veces suave y a veces fuerte. Hacía soñar a los hombres de cien países y provocaba conmociones en los aparcamientos de los restaurantes de carretera.


Simon Liberati
Jayne Mansfield 1967
Éditions Grasset 2011

La traducción y la adaptación son mías.

lunes, 14 de octubre de 2013

Perdida

Sí leo best sellers

A menudo debo contestar a esta pregunta:¿Qué pasa? ¿Que no lees best sellers? Pues he aquí la prueba de que sí: he leído Perdida, de Gillian Flynn, que se ha vendido mucho.

Y, de paso, me explico: que un libro se venda mucho o poco no me dice nada sobre su cualidad literaria. Es accidental e irrelevante.

No leo lo que preveo que no me va a gustar. Con tanto para leer como hay por el mundo, ¿para qué voy a perder el tiempo con algo que de entrada no me atrae? Prefiero apostar por lo que creo que sí me va a gustar, aunque a menudo me equivoque, claro.

Perdida, de Gillian Flynn, supuse que me iba a gustar. La recomendaba mucha gente de la que me fío y me la recomendó especialmente mi querido Calamarin, así que una tarde tonta de verano recalé en una librería, la vi en una estantería y la compré. Sin más.


No todo es bueno

Confieso que las primeras páginas no me convencieron. Por un lado, el tono me resultaba irritante; no sé cómo definirlo: ¿listillo?, ¿arrogante? Por otro, los protagonistas eran demasiado intensos para un comienzo. La traducción, además, es floja: abusa de las pasivas y del verbo "soler".

Así y todo, confié en la historia, avancé unas paginitas y algo me atrapó, me retuvo y me mantuvo  bastante entretenida, lo cual, en mi caso, ya es mucho decir, pues cada vez me cuesta más encontrar libros que me enganchen. ¿Qué fue? Quizás la construcción de la narración: precisa, artimética, puede que demasiado medida, pero sin duda eficaz.


¿Sólo cuela si lo dice una psicópata?

Lo que más me ha llamado la atención de Perdida es que su autora ha tenido que vestir el disfraz de una psicópata, se ha tenido que parapetar en una identidad ficticia, para soltar verdades como puños sobre la estupidez humana y las relaciones de dominación.  Y no sé qué pensar de ello.

Gillian Flynn me ha convencido, eso sí, de que todas y todos llevamos un(a) psicópata dentro y me ha enseñado cuán frágiles nos hace la vanidad: las y los vanidosos son (¿somos?) fáciles de aplacar; solo hay que decirles y demostrarles continuamente que son superiores al resto de los mortales.

Se me ocurre, pues, que la gente verdaderamente peligrosa es la que carece de vanidad, porque, si no tienen ese punto débil difícilmente tendrán otro y no habrá por donde pillarlos. Yo conozco a algunas personas así, que no necesitan halagos ni palmaditas en la espalda. Dan verdadero miedo.

Gillian Flynn:
Gone Girl (2012)

Perdida  
Roja y Negra 2013

miércoles, 9 de octubre de 2013

Regreso a Doce Miradas


 Kokeshi girls

¡Cómo pasa el tiempo!

Parece que fue ayer cuando abrimos el blog y debuté y resulta que ¡ya me ha tocado publicar otra vez!

En esta ocasión he decidido resumir en un post todo lo que tenía leído desde hace tiempo de Peggy Orenstein, una señora que investiga y publica cosas muy buenas sobre niñas, princesas y el omnipresente color rosa.

Está a vuestra disposición en Doce Miradas.

Espero que os resulte tan interesante como a mí.

Foto: Kokeshi girls, de Nesha's Vintage Niche en Flickr

viernes, 4 de octubre de 2013

"Una muerte solitaria" en Calibre 38

El sheriff Longmire, la anciana Mari Baroja, su turbulenta familia, varios crímenes, enfrentamientos seculares en el Wyoming profundo, tensiones étnicas, socarronería...

Todo esto y más en Una muerte solitaria, de Craigh Johnson, y en la reseña que he escrito para Calibre 38.

Pasaos por allí a leerla. Es una orden. Del sherif del condado.


Craig Johnson:
Death without company, 2006
Una muerte solitaria
El segundo caso del sheriff Walt Longmire
Siruela/ Policiaca 2012
Traducción de María Porras Sánchez

Otras entradas sobre Una muerte solitaria en Boquitas Pintadas:

La desconsideración de morir en invierno en Wyoming
No has dado ni una, Craig Johnson
Párrafos selectos de "Una muerte solitaria"